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El error de aplicar criterios de eficiencia y rentabilidad en ámbitos donde no se debería. En defensa de lo público

septiembre 28, 2010

En este caso no hará falta extenderse demasiado. En resumen, el que aquí escribe sostiene que es falaz y cínico el uso constante de la «eficiencia» y la rentabilidad como criterios primordiales tanto en el mundo público como el privado. Pero sobre todo en el público.

Se tratan simplemente de unos criterios más. Hay otros muchos, por mucho que la actual doctrina económica liberal se niegue a ponerlas sobre la mesa. Desde este blog se reinvindica la OPORTUNIDAD y la CONVENIENCIA como criterios tan válidos o más que la eficiencia a la hora de mantener empresas o determinados sistemas económico-politicos. Mantener una línea de autobuses que unan una ciudad X con un pueblo Y puede ocasionar pérdidas monetarias (me niego a denominarlas «económicas») a la empresa pública, pero a juicio de una sociedad en la que el criterio «eficiencia» no sea el único tal vez sea oportuno y conveniente que ese pueblo no se quede aislado de la ciudad.

Especialmente oportuno se antoja combatir y reducir la ineficiencia, lo que para nada quiere decir buscar ante todo la eficiencia. Es sencillo de entender ¿no? Una cosa es evitar «lo negro» y otra muy distinta querer «sólo lo blanco». Por ejemplo: una empresa pública X que suministre servicios educativos, sanitarios, de transporte, etc, debe procurar la mínima ineficiencia posible, eso no se discute. Ante el derroche, el malgasto o la descarada mala utilización de recursos nadie se puede quedar contento. Sin embargo, otra cosa muy distinta es pretender que esos servicios sean eficaces/rentables por que sí.

¿Privatizar la sanidad o la educación? ¿Para qué? No en mi país. No nos mintamos. Su aparente «milagro», que no es otro que transformar los servicios públicos en negocios rentables, se basa no en un supuesto «buen hacer» de los empresarios, sino en recortar drásticamente los servicios que antes ofrecía la alternativa estatal. ¿Por qué convierten en rentable lo que antes era deficitario? Porque reducen salarios de empleados, fomentan la temporalidad y la precariedad, subcontratan donde pueden, racanean acá y allá y, en definitiva, ofrecen un servicio peor que el que se daba en la opción pública. Un ejemplo en la sanidad de lo que es gestionar de forma privada lo público: Antes, cada médico dedicaba el tiempo de consulta que fuera OPORTUNO y NECESARIO con cada paciente. Formaba parte del saber hacer de cada colegiado el dedicar un tiempo u otro para atender a sus pacientes. Sin embargo, desde la implantación de los criterios privados de «eficiencia» y «rentabilidad», los médicos de consulta tienen un tiempo medio estipulado para cada paciente, que si no cumplen repercutirá en su productividad y por lo tanto en su salario a final de mes. Es decir, se le chantajea con rebajar su sueldo si no se aviene a dedicar un tiempo cada vez más reducido a sus pacientes, en vez de fomentar que emplee el tiempo NECESARIO en cada caso, conlleve o no pérdidas a la empresa. Por último, y sólo por acabar con el tema sanitario, decir que el fomento de la empresa privada en el ámbito de la salud acabará INEVITABLEMENTE como está ahora mismo en EE UU: con una escalada de precios imparable, que hará que hasta los servicios médicos más esenciales supongan un desembolso sangrante para el ciudadano. La demanda de productos y servicios sanitarios es infinita y la oferta siempre será escasa si se deja en manos privadas, es un negocio demasiado jugoso como para resistirse.

Parece claro que hay determinados servicios que se prestan mejor si no se dejan en manos de la empresa privada. Pero es que el que aquí escribe va más allá en la implantación del criterio de «conveniencia». Hay decenas de sectores (energético, industrial, cultural…) en los que se antoja conveniente implantar modelos públicos. Noam Chomsky habla de las «ventajas secundarias» de las instituciones públicas, y no son pocas: garantizan una producción y un servicio a pesar de las pérdidas económicas en un momento dado (por ejemplo: una empresa carbonífera, a pesar de ser deficitaria, puede garantizar una reserva estratégica para el país, lo que nos hace menos dependientes del extranjero), funcionan como empleadores, lo que garantiza un efecto multiplicador de la economía (actividad y empresas subsidiarias alrededor suyo) allí donde se implanten, pueden mantener el empleo en ciclos recesivos…

En resumen, que pensemos cuáles son los criterios que queremos que gobiernen nuestra vida en sociedad y votemos en consecuencia.